Contra Todos los Pronósticos

Por Ulli Diemer


Hace algunos años unos sociólogos investigando la satisfacción en el lugar de trabajo estudiaron una fábrica en particular. Habiendo entrevistado a los trabajadores y analizado cuestionarios detallados, los expertos publicaron la conclusión que el 'aislamiento del lugar de trabajo' era un mito: al menos, los trabajadores en la fábrica, eran completamente felices en el trabajo.

Todavía no había secado la tinta en la jornada de trabajo cuando los trabajadores de la fábrica en cuestión se declararon en huelga, expulsando físicamente a los gerentes e izando la bandera roja de la revuelta.

El incidente captura claramente algunas de las contradicciones que confunden a la 'sociedad gerencial'. Es una forma de organización social que da la vuelta al mundo, penetrando en todas partes - sociedades autollamadas Socialistas o No Alineadas como aquellas al estilo de Occidente o Capitalistas - clamando ser preferentemente calificadas para dirigir todo. Hasta dirigir en todas partes para producir crisis, acumulada en más crisis.

Los gerentes y expertos prescriben sus curas estándar: administración más centralizada, 'participación' más manipulada, más eficiencia, más poder para el poderoso. Aunque aquellos que controlan las palancas del poder se dan cuenta que las palancas no responden conforme a lo planeado o no responden en absoluto. Entre más poder se da el sistema a él mismo, más profundas son las crisis, menos manejable se vuelve la sociedad gerencial.

La contradicción básica de la sociedad gerencial es su completa dependencia de la cooperación y lealtad de la gente a la que se dirige. Si el sistema es para trabajar, la gente tiene que ser hecha para 'dirigirse' sola. Porque Big Brother no puede estar en todas partes al mismo tiempo, tiene que delegar la observación, manipulación y refuerzo - a las distintas razas de especialistas que son un sello distintivo de las sociedades gerenciales, pero finalmente para cada uno de nosotros. Nosotros debemos llevar nuestro propio Policía de Pensamiento en nuestras cabezas. ¿Pero se puede confiar que lo haremos?

La sombra que persigue la estructura de poder es el peligro que aquellos quienes son controlados se darán cuenta que están indefensos mientras piensen que lo son. Una vez que la gente se da cuenta que no está indefensa toda la estructura que ellos mismos apoyan está en peligro de colapso.

Esto no ha sido más obvio que en los países de Europa del Este, donde el sistema de control social, crudo para los estándares de Occidente, es lo más encontrado en cualquier parte. Aquí la esperanza de lograr un cambio parece haber sido sacado del pensamiento de una arrolladora mayoría. El estado asegura el derecho de controlar cada aspecto de la sociedad hasta el más mínimo detalle. Eso requiere casi el control total de los recursos: la economía, el sistema educativo, los medios, grupos juveniles, actividades recreativas, organizaciones culturales, poder militar. Pero hasta estas sociedades monolíticas han sido sacudidas de cuando en cuando por explosiones revolucionarias que han paralizado la estructura de poder o la han dejado de lado por completo. El total monopolio de poder del estado y la completa falta de fuerza y resignación de la gente han sido cambiadas casi instantáneamente en sus opuestos - en el Berlín de 1953, la Polonia y Hungría de 1956, Checoslovaquia de 1968 y la Polonia de Solidanorse en 1980. Sólo el uso o la amenaza del uso de las fuerzas armadas del vecino superpoder fue capaz de restaurar a los directores de su supuestamente inalterable lugar. Durante estas explosiones la gente que no tenía esperanza o pensó en una rebelión repentinamente se reunió para establecer representantes laborales y del vecindario, alternaron las redes de distribución de la comida, armaron grupos de autodefensa, sindicatos revolucionarios.

En estos tiempos, como en Francia en 1968 o Portugal en 1974, la percepción de quién era el indefenso y quiénes los poderosos cambiaron repentinamente. Así como cambiaron las percepciones, cambiaron las realidades del poder. No es que una revuelta está siempre acechando por debajo de una superficie tranquila, pero aquellos que son manejados son tan ambivalentes y contradictorios como la sociedad a la que pertenecen. Lo que ellos - lo que nosotros - creen y hacen es un conjunto de contradicciones acompañados por expectativas fluctuantes, reducidas y llevadas por un grupo de diferentes mensajes y emociones, necesidades inherentes, respuestas aprendidas y decisiones.

La sociedad gerencial funciona ciertamente porque es poderosa y efectiva. También funciona porque invade esa parte de la naturaleza humana la cual es susceptible de ser controlada. Esa parte de cada uno de nosotros que es pasiva y temerosa de la libertad y el cambio, busca abdicar la responsabilidad y contenerse con lo seguro y tranquilo. Pero el deseo contravenido de una vida que es verdaderamente libre y destruye los lazos de compromiso y pasividad sobrevive y a veces se enciende.

La mayoría es excluida de tomar decisiones y por lo tanto de participar. Esta ausencia de poder en el fondo y a la mitad inevitablemente encuentra su camino a la superficie. Nuestra práctica normal y esperada es 'trabajar conforme a las reglas' llevando a cabo estrictamente nuestras funciones asignadas. Esto es porque no tenemos ni el poder ni después de un tiempo el interés de cuestionar la dirección y objetivos de nuestros trabajos. El trabajo de la mayoría de nosotros es hacer 'nuestro trabajo'. El deseo de realmente hacer algo, de en realidad resolver problemas, se evapora. Un sistema que voluntariamente excluye la mejor energía e ideas de la mayoría de sus miembros, extrayendo únicamente aquellas cualidades humanas que considera 'útiles' y suprimiendo, ignorando y distrayendo el resto - es inherentemente irracional en una forma que al final sobrepasa a quienes dirigen de esa manera.

Así, encontramos presidentes en Estados Unidos, y Secretarios Generales en la Unión Soviética expresando su frustración ante su falta de poder para resolver los problemas que plagan a las naciones que gobiernan. Los banqueros temen a la ruina de la mano de los países del tercer mundo que desesperanzadoramente tienen deudas con ellos. Los Ministros de finanzas en los países más ricos, así como los más pobres pierden todo el control sobre el déficit de sus propios presupuestos. Los ejecutivos corporativos se quejan de la recesión, inflación y tasas de interés sin control las cuales deterioran sus inversiones, pero que son los productos crónicos del sistema económico que ellos dominan.

Aquellos de nosotros - la vasta mayoría - cuyas vidas son afectadas por aquellas fallas de la sociedad gerencial no responde sólo con la pasividad esperada y la aceptación. Damos la batalla en formas pequeñas y grandes. Tratamos a pesar de las probabilidades de alcanzar nuestros propios deseos y objetivos y crear espacios autónomos, algunas veces sin siquiera estar conscientes que eso es lo que estamos haciendo.

El estilo general de los gerentes es fragmentarnos y aislarnos para romper todos los lazos 'no instrumentales' de la familia, amistades, comunidad, tradición y trabajo. Pero la paradoja no es que la sociedad puede sobrevivir sin esos lazos. Si no que minimizarlos al final minimiza el propio esfuerzo por hacerlo. Tales uniones son una parte instintiva y esencial de la vida. Por lo mismo hay sorprendentes casos de esfuerzos espontáneos e independientes por recrear la comunidad y la asociación hasta las raíces de la vida social. La enciclopedia de Asociaciones (Americanas), por ejemplo, lista 14,000 asociaciones voluntarias. Un directorio alemán de grupos que se describen específicamente a ellos mismo como 'alternos' tiene 500 páginas. Un directorio americano similar lista 5,000 grupos 'alternos'. Aun los anarquistas se han organizado en 1,500 grupos alrededor del mundo.

A pesar del perverso sentimiento de 'nada se puede hacer' debido al peso del sistema con su monopolio de dinero, recursos, tierra, espacio público y energía humana, la gente se une con otras personas para destrabar aquello que perciben como peligroso y luchar por lo que consideran deseable.

La degradación de nuestro ambiente, especialmente, ha levantado a muchos para luchar contra la contaminación, tiraderos de basura, energía nuclear y todas las demás enfermedades expedidas por la sociedad industrial. A pesar de sus esfuerzos la contaminación ambiental continúa. Pero las batallas peleadas por dichos grupos, desde lo local hasta lo internacional, ha hecho de ellas un factor de tomarse en cuenta. No hay duda que el daño causado es sólo una fracción de lo que deberíamos ver si no fuera por la ofensa pública.

'Hacerlo uno mismo' se vuelve popular y necesario cuando la sociedad se organiza para permanecer quieta. Rápida y lógicamente hacerlo uno mismo crece para hacerlo con otros, compartiendo habilidades, desarrollando comunidad al descubrir que lo que resulta más eficiente es a menudo más sociable y placentero. Algunos han escogido 'regresar a la tierra' o cultivar algo de su propia comida. Otros salen a luchar para preservar la vida salvaje o vuelve a usar estufas de madera o demandan comida sin aditivos químicos o cambian sus autos por bicicletas.
El trueque y los acuerdos económicos 'informales' probaron ser efectivos y más baratos, con el placentero beneficio adicional de compartir pequeños secretos a expensas del recaudador de impuestos. Las cooperativas unen a la gente para evitar la demolición de casas y mantener las rentas bajas. La cooperación da la facilidad de la emoción de compartir y debatir que son accesibles sólo para aquellos que tienen acceso al poder de la toma de decisiones. En el trabajo la gente se organiza en contra de la aceleración, condiciones peligrosas y para tener la oportunidad de decir como hacer las cosas.

Los desarrollos que facilitan a la sociedad oficial bombardear todas las mentes despiertas con su propio mensaje, también hacen más fácil al siempre creciente número de personas comunicar sus ideas y sentimientos entre ellos. La tecnología del video pone la creación de películas al alcance de aquellos - los pobres y disidentes - que antes no tenían acceso a ella. Las fotocopiadoras e impresoras permiten a casi todos volverse su propio publicista y han ayudado a darle vida a un sorprendente número de publicaciones alternas.

La creencia que la sociedad oficial es tan abrumadora que no se puede hacer nada al respecto está muy cerca de la idea que no puede hacer nada. La idea que las cosas se volverán a hacer si la gente se une para hacerlo ellos mismos contiene la semilla de la idea que la gente tiene el poder para hacer todo. La gente que nunca cuestiono lo inevitable de ser asignado al fondo del autobús puede repentinamente agotarse y rechazarse. Esto cambia tanto la realidad que es posible decir que, como Martin Luther King lo hizo, 'aquellos que van al fondo del autobús merecen el fondo del autobús', está causando grandes preocupaciones a los generales y líderes políticos. Ellos lo ven - justamente - como un reto al derecho y habilidad de los expertos y líderes de decidir asuntos de vida o muerte para todos nosotros. Las implicaciones de este reto amenazan con extender - y se están extendiendo - lejos solos los brazos. De hecho, partes del movimiento de paz ha atentado con subvenir las fronteras y los bloques. Grupos de paz en Europa Occidental están buscando contacto directo con grupos pacifistas en el Este. El objetivo principal es cambiar la tendencia de la gente de verse unos a otros como enemigos. Esto empieza a crear una situación donde los preparativos para la guerra se vuelven menos defendibles. Está demostrado que las políticas de guerra de los directores en el otro lado se oponen activamente por muchos de los mismo ‘enemigos’ que se proponen bombardear para aniquilarlos. Si el miedo que obliga a la gente a apoyar a su ‘propio’ gobierno y milicia puede ser evitado, entonces un nuevo mundo parece posible. Que eso parezca posible lo vuelve posible.


Publicado por primera vez en el New Internationalist #146.
Also available in English: Against All Odds.
Aussi disponible en français: Contre vents et marées.